miércoles, 4 de septiembre de 2019

Tlamaquitiliztli: no morirá la palabra, no encerrarán nuestra voz.

Alrededor de las 12 hrs, las puertas de Centro Cultural Helénico anunciaban la tercera llamada para el espectáculo escénico Tlamaquitiliztli: no morirá la palabra, no encerrarán nuestra voz a cargo de Ángel Rubio.

Dicho montaje está realizado por personas privadas de su libertad y que actualmente residen en el Reclusorio Norte de la CDMX en colaboración con la Secretaría de Cultura (PECDA 2018) y la Subsecretaría del Sistema Penitenciario de la Ciudad de México.

Si bien la obra se sitúa en el año de 1590 durante el período de la colonización y la formación de la Nueva España, es un pretexto para abordar el tema del poder, la libertad y la justicia, ya sea en lo político o en lo religioso, así como una crítica a la colonización y las formas de dominación, vigentes aún en nuestro tiempo y después de 500 años a través de prácticas como el racismo, la discriminación y el clasismo.

Ángel Rubio, director y autor del montaje, teje de tal manera las acciones y palabras que envuelven al espectador en la ficción, olvidándonos por un momento de quienes son ellos y "nosotros", los del otro lado para ser solo uno, en ésta ficción de "libertad".

A lo largo de la obra el espectador, ríe, se involucra con cada uno de los actores, juega a creer en esos personajes que cuestionan las formas sociales, las conductas, se plantean incluso la posibilidad de un mundo en donde todos puedan cohabitar basados en el respeto y la solidaridad.

Estás palabras podrían sonar un sin sentido o quizás pan con lo mismo, sin embargo, al recordar que los hombres que están arriba en las tablas no son actores de profesión, adquieren otras dimensiones, pues gracias a su contexto dejan de ser solo balbuceos.



Ángel, toma de la mano a cada uno de sus muchachos, les ofrece una nueva oportunidad de alzar la voz, de darles un lugar en el mundo, de decir, este es tu aquí y ahora ¿qué le ofreces al mundo?

En días pasados, a través del Festival de Internacional de Cabaret, y saliéndome un poco del tema, tuve la oportunidad de dar funciones en Santa Martha y en Tepepan, que es para mujeres, en dicho recinto nos encontramos con gente muy talentosa, grandes artistas, gente que bailaba para festejar un "nuevo nacimiento" o que por medio del dibujo y la pintura nos hablaban lo mismo de sus sueños que de sus temores.

Mis compañeros y yo salíamos con el corazón acongojado ante éstas realidades, ante lo que han tenido que pasar para tocar fondo y darse cuenta que existen otras posibilidades. 

Hoy al ver la entrega de cada uno de estos muchachos no pude sino llorar, por toda su energía, su pasión, pues dejaban en las tablas su vida misma, se permitieron vivir en aquella ficción, a hacer del arte y la cultura una plataforma para decirnos lo que piensan, lo que sienten.

Me imaginó las horas invertidas en ensayos no sólo para el montaje, sino para preparar sus canciones de rap, su danza prehispánica, su danza aérea, las acrobacias en las barras y hacer de todo este conjunto algo increíble, en  el tiempo que les llevo vencer el temor de que sus compañeros los vieran "débiles" o ellos mismos sentirse ajenos a esto, y sin embargo, ahí estaban, temblando en la tercera llamada, sintiéndose vivos, llenando su corazón en cada risa y cada aplauso del espectador y sus familias.

Ángel y todo su equipo logran una comunión con cada uno de estos chicos, pienso en las veces que he escuchado las frases "reinserción social" "subsanar el tejido social", muchas veces de forma hueca, y veo el trabajo de estos jóvenes, apostándole, creyendo que todo puede ser mejor y entiendo mejor lo que aquello significa.

"No somos buenos ni malos, somos seres humanos", dijo uno de ellos al acabar la función entre risas, lágrimas y aplausos.

Sin duda alguna, aún falta mucho por hacer, pero los pasos que hoy por hoy se dan a través del arte y la cultura sin duda alguna son esperanzadores.

Finalmente cierro reconociendo el trabajo de todo el equipo creativo: Itandehui Gutiérrez, Amyntia Moreno, Mazatl, Lorena Jáuregui, Baldemar  y Ernesto Cázares, Bojorgez Rivas, Sara Alcantar, Joseline Bautista y Patricia Yáñez.

Y por otro lado, el maravilloso elenco, que si bien no han tenido una formación profesional, se desempeñaron de una manera que muchos que se dicen artistas envidiarían: Marco Vinicio, Irvin Iván, Isaac Fosado, Francisco Xavier, Mehen Yol Hehek´ni, Joseline Bautista, Julio César Méndez, Rodrigo Espinoza, José de Jesús, Francisco Javier Rosales, Julián Flores y Juan Carlos Sánchez Martínez, todos ellos bajo la dirección de Ángel Rubio.

Esta obra es un previo al próximo Encuentro de Teatro Penitenciario que impulsará el Centro Cultural Helénico en 2020 y se presentará el día 2 de octubre en el Complejo Cultural Los Pinos, con entrada libre.